viernes, 16 de diciembre de 2016

Agudas inexistentes.

Vivo por motivos escondidos que guardo debajo de las piedras para mí.
Y para ti en un cercano futuro que me cuesta ver de lejos.
Me impresionan los movimientos que hacemos sin observar mecanismos y engranajes; nos echamos aceite a base de personas y funcionamos, mejor.

Observo la magia del calor de las camas, las miradas expresivas, los mensajes en la espalda mediante abrazos.
Las personas que valen y no se valoran porque piensan que son tornados y sólo, a veces, son viento, que mueven hojas, pero las dejan ahí, enganchadas en las venas arbóreas.
Que llenan bañeras de aire y se hielan de frío con agua hirviendo. Y mira, no, que el agua se evapore.

No quiero querer movimientos sin sentido, pero sí si no tienen fin. Quiero quererte en movimiento y que me quieras quieta y en silencio. Busco que me busques en tu propio bosque.
Quiero dibujarte, y que veamos la rareza de las palabras se-pa-ra-das, y dejar a un lado las esdrújulas para inventar sobreesdrújulas a tu lado; esternocleidomastodontequiero.
Basarse en la tontería para obtener risas, y así, tener excusas para verte reír.

Ven, pronto, a mí.