domingo, 20 de marzo de 2016

Teóricamente somos defectos.

Buenas noches. Llevo un tiempo pensando un tema y me gustaría compartirlo, así que voy a hacerlo por aquí. Normalmente uso blogger para desahogarme; incluso a veces para hablar de sentimientos que jamás le podría contar a nadie. Por lo tanto, en esta entrada voy a dar mi opinión y por ello va a ser una entrada (o eso pretendo) diferente al resto.
El tema va a ser el físico.

Llevo tiempo leyendo a personas (no es por generalizar, pero aún no he visto a un chico quejarse por este tema, por lo tanto voy a hablar de chicas), dichas personas están imposibilitadas para valorarse por el simple hecho de tener un espejo delante; se quejan de lo gordas que están, (o lo delgadas que están; aunque esto suele pasar poco), de lo 'feas' que son, de lo poco que valen, de lo inútiles que son para la vida, etc...
Intentamos normalizar cuerpos, sin darnos cuenta de que no puede haber una idea neutra para todo el mundo, que sería la idea normal, y en cierto modo la bonita y aceptable para todo el mundo.
Personas que luchan por ser otros, sin darse cuenta de que lo único que deben ser es ellos mismos.
Luchamos por cuerpos y no por tener un cerebro extraordinario o desarrollar mejor una actividad que nos guste.
Hay mucha gente la cual sólo tiene un fin; y es tener un cuerpo que está idealizado dentro de su cabeza, sin pensar los problemas de salud (física como psicológica) que podría conllevar.
Vemos alguien con fama en un ámbito que nos llama la atención y ya basamos nuestra vida en conseguirlo, ¿hola?, ¿qué hay de sorprender a una persona con los ojos tapados?, e incluso ¿qué hay de sorprenderte a ti mismo?
No echéis las culpas a las grandes empresas, diseñadores, e incluso las modelos, de seguir un canon de belleza demasiado x cuando debería ser y; si yo soy 7y me debería dar igual no ser x.
Ya sé que no es fácil seguir las ideas que nos imponen, pero ¿sabéis qué? no es imposible.
Independientemente de esto y a la vez unido va la cara; manera en la que se ve claramente rasgos que has heredado genéticamente. ¿Y si tu padre se avergonzase de sus ojos por tenerlos como tú (aunque de cierto modo te los haya dado él)? Formaríamos una cadena interminable de estupideces sin importancia. Valoramos más el hecho de no tener los ojos azules (por ejemplo), que el hecho de ser ciego; y ahí está el problema, no valoramos lo que tenemos porque no es lo que queremos.

Qué decir de esto. Empecé a dejar de valorarme hace como siete años por los amigos del chico que me gustaba, simplemente por decirme '¿Crees que él va a perder el tiempo con alguien como tú?, ¿te has mirado a un espejo sin romperlo?'. No les hecho la culpa de lo poco que me he valorado durante todo este tiempo a ellos; pero digamos que fueron el hilo, y ser la aguja era mi oficio (siento decirlo así).
Años y años de, 'me gustas', y mi respuesta era: No lo entiendo, deja las drogas, eso es imposible.
Años y años de, 'eres guapa', y mi respuesta era: ¿Acaso estás ciego?.
Años y años de, 'tu cuerpo está bien', y mi respuesta era: Comparado con una persona con obesidad mórbida mi cuerpo es casi normal.
Años y años de, 'eres preciosa', y mi respuesta era: Fijo que en Mordor soy de las guapillas.
Me he odiado por la simple idea de que yo no podía ser guapa, ni interesante, ni la nada; simplemente tenía que ser la gorda, la fea pero risueña, la silenciosa...
He intentado adelgazar, muchas veces, y de formas muy estrictas; incluso dejando de comer (nunca he llegado a más, pero sí lo he intentado alguna vez). Llegué a un punto, después de ese método 'adelgazante' en el que estaba comiendo, y mi mente sólo pensaba en irse a hacer deporte para desgastar lo que había comido; he llegado a pensar que el agua engordaba, y que el aire me llenaba el estómago. Y ese día desperté de la mierda que me estaba creando yo sola en mi cabeza; no me centraba para estudiar, no era consciente de que estaba en el punto más fuerte de primero de bachillerato; sólo quería adelgazar. Pero en ese momento valoré todo, y me fijé en que ni siquiera así estaba adelgazando, y me costó un tiempo volverme a sentir bien, pero lo logré; y por mí sola. Sólo he ido una vez al psicólogo y no fue exactamente por este tema; pero si me paro a pensar el origen del problema era que no comía, y se me empezó a ir la cabeza y me daba por pensar en enfermedades muy extrañas.

Pues bien, ahora no digo que si me dicen algo bueno me lo vaya a creer al momento, pero quizás a los tres minutos sí. ¿Sabéis qué? No soy algo tan malo como me pinto a mí misma; ni tan fea, ni tan gorda, ni tan imbécil, ni la tonta. Ahora tendré todo lo malo que la gente quiera ver y lo que les demuestre; pero me quiero. ¿Cuántas oportunidades habré perdido por verme (o sentirme) inferior al resto?
Me ha costado mucho tiempo aceptar mis defectos, pero poco a poco lo voy haciendo, y lo que antes era un desierto, ahora son tres simples granos de arena, y sigo sola trabajando en ello. Pero trabajando, como Picasso. Ahora sé lo que es sentirse bien, y disfrutar de ello. Reconozco que ahora soy más feliz y que las cosas malas me afectan mucho menos.
Ahora dime, ¿qué crees que son el resto? Defectos, mezclas de cosas buenas y malas; pero para nada son perfectos.

Gracias a la gente que ha tenido que aguantar mis contestaciones, a la gente que han venido un momento y han marcado el comienzo de una buena visita al espejo, a la gente que siempre ha aguantado mis defectos; y gracias al que esté leyendo esto (y si comenta su opinión se lo agradecería aún mucho más)
(Lo siento si no me he explicado bien, pero me ha sentado bien sacarlo fuera, aunque sea así, jajajaja)

jueves, 17 de marzo de 2016

En verdad yo quería hablar del lobo...

Ojalá vinieses con instrucciones, porque te juro que las seguiría al pie de la letra; con respuestas a preguntas tipo: por qué te enamoras de mí.
Que hubiese pasos de cebra en tu mirada, semáforos en tus actos y emociones en sus sentidos.
Y ojalá un libro personal sobre ti; para aprender a conocerte y a cómo volar contigo.

Y esto va para ti; por ser el ser más maravilloso que la tierra ha podido darme en el camino. Porque me diste luz en la oscuridad, manos en el miedo y abrazos sin motivo. Porque me demostraste que no estaba sola en esto, sino que te tenía conmigo.
A ti, chica anónima, por dejarme ver tu mundo a escondidas (y encima de todo eso era yo la que te tapaba los ojos para enseñarte el mundo que me había perdido durante todo ese tiempo; tu propio mundo, cielo).
Porque gracias a ti he aprendido a que las sonrisas tienen colores y los momentos eligen los colores de ese arcoiris que quieren formar.

Me quedaría toda la noche escribiéndote indirectamente, luna mía, y nunca me escucharías porque te interesan más los lobos que mi compañía; el abrazo de las nubes y el camaleón cambiante de color con complejo de cielo.

Te quiero; lo juro. Ojalá algún día puedas escucharme, siempre y siempre luna, pero mía.

sábado, 12 de marzo de 2016

15%

Hola; la verdad es que llevaba un tiempo (tampoco es tanto) sin pasarme por aquí entre exámenes, falta de ganas, ánimo con complejo de montaña rusa y pereza por encender el ordenador...

En este corto periodo de tiempo ha sido todo tan extraño... Iré por partes.
Respecto a mi ánimo me he sentido genial y horrible. Respecto a mi físico me he sentido preciosa y un orco con complejo de hipopótamo. Respecto a mí misma, estoy sintiendo cosas, y he dejado de sentir otras que no quería eliminar de mí hasta dentro de unos meses (pero los procesos a veces se aceleran).
Normalmente, cuando me paso por aquí intento expresarme con metáforas o con palabras bonitas con interior oscuro; pero hoy no, hoy será diferente.

Me he querido. Y reconozco que esto llevaba sin pasar años; pero he vuelto a caer en el odio, en mirarme en el espejo, en los defectos, en el qué dirán y en el yo tampoco me elegiría.
Han venido personas momentáneas que me han hecho abrir los ojos, y a medida que avanzaba la conversación, me los iban cerrando. Con lo cual me quedaba de manera neutra.

Tengo ganas de querer, amar; perder la noción del tiempo mientras miras a una persona. Pero mi corazón por lo que se ve se encapricha de x y mi mente va tras y; y así es difícil coger carrerilla para correr detrás de algo, y eso me lleva a apotronarme.