viernes, 16 de diciembre de 2016

Agudas inexistentes.

Vivo por motivos escondidos que guardo debajo de las piedras para mí.
Y para ti en un cercano futuro que me cuesta ver de lejos.
Me impresionan los movimientos que hacemos sin observar mecanismos y engranajes; nos echamos aceite a base de personas y funcionamos, mejor.

Observo la magia del calor de las camas, las miradas expresivas, los mensajes en la espalda mediante abrazos.
Las personas que valen y no se valoran porque piensan que son tornados y sólo, a veces, son viento, que mueven hojas, pero las dejan ahí, enganchadas en las venas arbóreas.
Que llenan bañeras de aire y se hielan de frío con agua hirviendo. Y mira, no, que el agua se evapore.

No quiero querer movimientos sin sentido, pero sí si no tienen fin. Quiero quererte en movimiento y que me quieras quieta y en silencio. Busco que me busques en tu propio bosque.
Quiero dibujarte, y que veamos la rareza de las palabras se-pa-ra-das, y dejar a un lado las esdrújulas para inventar sobreesdrújulas a tu lado; esternocleidomastodontequiero.
Basarse en la tontería para obtener risas, y así, tener excusas para verte reír.

Ven, pronto, a mí.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Gritos de 23 a las 50.

Hay millones de teorías inacabadas que siempre tendrán incógnitas y jamás gotas de valor para despejarlas.
Que la 'y' siempre será 'y', y se buscará por 'x', pero 'y' nunca será 'x', ni 'x' será 'y'; y ninguna jamás será una 'b' con complejo de acción mal escrita y acertijo. 
'B', y no 'v' porque la 'v' contiene la 'b' y pasamos de cambiar los caminos porque nos pesa el equipaje que no llevamos. 

Somos continuas quejas fuera de contexto y sin venir a cuento; formas molestas de acabar con el silencio. 

Nos aburre hasta lo que no hacemos, y ahí está el problema; somos movidos por el viento que no sopla el tiempo y sí tus compañeros. Olvidamos abanicarnos a nosotros mismos, queremos estrellas fugaces siempre en el cielo, y no. 
Que vivimos sólo en ocasiones especiales y miramos las naves espaciales con miedo.  
Que somos unos incrédulos de palabras propias, y que nos apuñalamos antes de hablar. 
(Que miramos a los árboles como gigantes y no nos vemos lo grandes que somos en el espejo, y pensamos, que hay hormigas con el corazón más grande que el nuestro.)
Que no, que las pilas no funcionan porque no son nuestra talla, y por narices tenemos que encajar en la sartén de la tortilla, y que somos cebollas en platos odiados por el mismo motivo del ser. 
Que corremos para huir de nosotros mismos y por terror que te transmiten 3 desconocidos, cuando es la primera vez que los vemos. 
Que nos escondemos cuando nos buscan a bien, y salimos a la terraza cuando vienen a cortarnos los dedos.
¿Y qué queremos? Si llamamos con mensajes transparentes a números prohibidos esperando un guardaespaldas que venga y nos diga qué hacer. 

Menos números de la esperanza y más de consuelos; más abrazos y menos miedos. 
Más puertas abiertas con direcciones a viajes lejos, menos te odio y más 'te quise un momento', menos... puf. Hasta luego. 

sábado, 29 de octubre de 2016

15 guerras en marzo.

Hoy es un todo, y no me refiero precisamente a la canción de Pereza.

Finales de octubre huelen a otoño, a frío, a color marrón, a castañas; y a despedidas.
Hoy te pienso, haciendo mapas mentales con dirección a las respuestas a muchos porqués. Pienso que ningún camino lleva a alguna parte cuando te pierdes en el primer pasillo a la izquierda.
Que iba a verte, y parecía obligada y lo primero que hacía al llegar era buscarte, y sonreír al encontrarte; y mirar mal a cada persona que mientras andaba por el pasillo te miraba mal a ti.
Y para qué mentir, echo de menos que me cuentes la misma historia todos los domingos, que me dijeses qué has comido y que me relatases la historia de tu cicatriz en la rodilla.
Que llegaba y me faltaba tiempo para volver a irme, y ahora, me gustaría volver.
Que tenías los ojos claros, y raras veces mirabas directamente al que tenías enfrente, pero que quedarte hipnotizado mirando a un punto fijo era tu especialidad.
Que la felicidad estaba dentro de los dulces, y en el primer bocado de una magdalena; y que tenías la personalidad suficiente como para cambiarle el nombre a la pizza y empezarte a reír.

Que andabas siempre arrastrando los pies, porque te gustaban los zapatos grandes.  Y tus camisas viejas siempre harán de ambientador para ese armario tan bonito.
Que ya no voy a ser igual de grande que la que tú llamabas mi segunda madre, porque la superé hace tiempo y tú no pudiste verlo.
Que dicen que tengo los ojos de la que fue el amor de tu vida, y que por desgracia no conocí.
Que odio haber sido tan demonio contigo y desear tu partida en un arrebato de rabia, que tú no tenías la culpa, y fui tonta de mí.
Que me merezco todo lo malo por ti, y la base soy yo misma; y que me merezco que me quieran tan mal como yo a ti.
Que recuerdo perfectamente ese jueves a las 17:30, esa llamada poco esperada.
Que cuando dijiste que lo sabías, que alguien había pagado tu billete, no te creí y fue así.
Y que yo perdí el tren a tu despedida por quedarme quieta sin pensar en la importancia del último adiós, de la última visita a una persona (a ti).
Que contigo todo lo hice mal y me arrepentiré toda mi vida; que lo siento.
Que a ti te gustaba dar voces, pero eras rey del silencio, y siento por ello haber escuchado música aquel jueves y aquel viernes de negro tan frío...
Pero lo necesitaba, aunque en el viaje de vuelta no se escuchase ni un grillo.
Que siento haber sido así, y de haber mirado al cielo en lugar de explotar del brazo de tu otra niña...

Que no creo creer que haya un cielo, pero ojalá estuvieses en él.

lunes, 10 de octubre de 2016

Martes 11, y 13.

11 de octubre; 0:45.

Odio echarte de menos. Odio decir blanco por no saber si pudo ser negro. Odio pensar en esos sitios sin ti. Odio pensar en música sin tu base. Odio pensar en tu inteligencia y ver que ni en millones de años podría igualarte. Odio hacerme a la idea de que no eres para mí y te tuve en mis brazos. Odio haberte hecho creer un no que en el fondo era un rotundo sí. Odio no saber si andas, si bailas o vives, si cantas o lloras a las tres de la mañana, y no saber si tu memoria se ha olvidado de mí.
Después de unas lluvias, pienso y veo que hay charcos, ríos y mares, y odio no saber en qué me fui, y por dónde te volviste a tu casa.
Odio no haberte podido dar mi chaqueta favorita para que la quemases y te calentases esa noche. Odio todo de mí si ya no lo rozas, y ya no volverás aquí.
Este tornado, te haría una puerta para ti con tal de que entrases, y se ocuparía de no despeinarte.
Dormir en el suelo, pensando en ti, marcó veranos y eneros en pleno mayo con complejo de abril.
Odio ser marcada, sin la seguridad de haber marcado.
Siempre necesito hablarte, y la luna me dice que estoy loca, que hable con las estrellas que ella está harta de escuchar mis historias sobre ti.

sábado, 1 de octubre de 2016

Imagine.

Hoy te voy a describir, de la manera más triste, una canción bonita.
Y joder, qué difícil es no pensar en ti y eso que no estás.

Que un día sales a la calle, y piensas, que nada te gusta de ti; y que desaparecer y empezar de cero con todo si la vida me diese esa opción, resultaría un viaje bastante apetecible.
Que ya no sé escribirte bonito, porque no puedo hacerlo, porque no sé escribir, y porque la parte bonita la ponías tú.
Que dudo de quién soy cuando me miro al espejo; un día tan Blancanieves, con sus siete enanitos (y fijo que alguno era una enanita camuflada), con sus manzanas, las de las tres semanas en el frutero y las que brillan en Mercadona, fiel a los pájaros y amiga de la naturaleza; y otras veces tan el perro malo de cualquier película, que en el fondo su corazón no tiene esos colmillos como exteriormente tiene su boca, que hace daño porque nació así, de apariencia 'mejor no te acerques' y odiada por cualquier ser, por si se les pegan mis pulgas inexistentes.
Que ya no me apetece vivir porque tengo borrado el futuro, el presente muy negro, y no pienso en pasado por si acaso un día decide volver al punto 0 de la fila entre el -1 y el 2.
Pero no pienses que quiero saludar a la muerte de cerca, porque no quiero; y siento que esto suene tan serio, no lo veas así.
Que ya no quiero vivir en balcones, ni hablar con nadie en bancos, porque hace tiempo que nadie nunca viene.
Que ya no quiero leer a personas, porque no son libros, y en la sinopsis se esconden verdades que el libro no quiere enseñar.
Que el alcohol no te hace olvidar, pero sí matar al miedo, y con ello, disparamos a la vergüenza y a bailar.
Que por lo que ayer lloraba, hoy no río, pero me es indiferente. Y por lo que reía, hoy he puesto el silenciador, y pocos se atreven a quitarlo.
Que hoy soy piedra y mañana cristal roto de la luna que rompió aquel árbol; y seguramente, al siguiente día sea el rayo que marca el inicio de la decadencia del comienzo del fin.
Que no me canten los pájaros, que les pego un tiro con tal de vivir en la habitación del silencio basurero que proviene de la cama que se hace mal, y huele a colonia barata.
Que pienso en ti, y puf, me enciendes la vida; hasta que le soplo a la vela porque es mentira y de ilusiones se vive, pero mal.
Y que sí, que yo también prometí y me caí por un barranco que era yo misma, y sigo rodando, todos los días.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Vuelos de altura.

Hoy vas a ser tú quien se de el placer de abrir las alas y volar, escalar esas montañas que en invierno pueden ser blancas, y hoy, por desgracia, están secas.
Vas a mover el mundo con tal de sentirte un pájaro.
Vas a pensar que la caída como opción está bien de vez en cuando, pero como rutina es tormentosa; y por ello, no la vas a convertir en rutina.
Te vas a levantar de tu nido, vas a mirar el árbol sobre el que has dormido y vas a cantar tu canción favorita, mientras el frío de las mañanas de septiembre te arropa y te hace los coros.
No vas a temer a tu reflejo en los charcos, no porque no haya llovido, sino porque no necesitas mirarte para seguir sabiendo qué pájaro eres, ni de que color te gustaría ser, porque lo vas a aceptar como la suerte de la lotería, y lo vas a querer; aunque un día te plantees cambiarlo valorándolo de buenas maneras.
Y el primer día no vas a tener ni nido, y el segundo tendrás un nido que te resultará un hogar enano, y quizá el tercer día tengas un apartamento de paja para ti mismo, pero primero tiene que sonar el despertador; y al ser un pájaro no sé cómo funciona el mecanismo, porque soy yo del que se queja la gente a las siete de la mañana, pero ya aprenderé.
Y quizás la metáfora de usar un pájaro aprendiz no es la mejor, pero necesitaba decirle a ese pájaro que sus vida van a ser etapas, y que tiene que luchar por superar la primera para pasar a la segunda, aunque esta sea una mierda.
Querido pájaro, decirte que tus alas son bonitas y no las disfrutas para volar, pero sí las observas constantemente, como si fuesen a hablar, y qué decirte que no sepas, si nunca lo harán.

sábado, 27 de agosto de 2016

Título: Sin título.

Hola, no sé qué hago en blogger, tan pronto, tan sin frenos, tan abierta y tan yo misma, pero aquí estoy.
No quiero hacer de esta entrada algo monótono dentro de mis entradas, y por ello esto será distinto a lo habitual; pero necesitaba soltarlo.
Echo de menos estrellas en el cielo con las que sentirte vacío, pero sin miedo, como si tuvieses ganas de llenarte, de sensaciones cósmicas, o de meteoritos.
No echo de menos la positividad, ni quiero ser más negativa; no soy una pila, soy una mariposa en busca de vuelos, que hoy son altos, mañana bajos, y viceversa.
Echo de menos reírme de mi sombra, del espejo, del ruido, de los caminos oscuros, de las escaleras en los hospitales abandonados, de los libros que leía cuando tenía 6 años; de mí misma.
No echo de menos mi vida antes de marzo, ya que todo cambió, y el cambio continúa activo hasta quién sabe cuando.
Echo de menos la mano que daba a todo el mundo, con ganas de ser correspondida de otra; ya que ahora si te doy mi mano, es para que te quedes con ella e irme.
No echo de menos vivir de luces en días de navidad, ni el chocolate; ni me da pena pensar que mis películas favoritas ya no son lo que eran, al fin y al cabo yo tampoco lo soy.
Creo que ahora soy más valiente, porque pienso que la vida son días aleatorios en un disco que te han dejado en el buzón.
Y que por lo tanto, no merece la pena contar las horas que duermes, ni las que respiras (y sí, hay horas en las que no respiras). Contando números pierdes el tiempo de contar letras en un par de meses.
Tú, que estás leyendo esto, y que has llegado hasta aquí; gracias.
Que sepas que hoy por el simple hecho de estar en una de mis casas, mereces que pongamos una canción en tu honor (te dejo elegir) y la bailemos juntos.
¿Aceptas?

domingo, 21 de agosto de 2016

Amor verdadero.

Hola "amor verdadero", hoy me gustaría hablar de ti,  contigo y sin ti.

El hecho de amar lleva consigo un sentimiento demasiado fuerte, catalogado de distinta manera de querer; pero acaso amar no es querer (?), y querer no es la supuesta base de amar (?).
Yo no hago diferenciaciones entre amar y querer; sólo uso el término querer, y por ello sé que hay personas a las cuales quiero más que a otras, pero que estén en el pico más alto del 50% del amor externo dentro de mí no significa que eso sea amor.

Tampoco creo en el concepto de amor verdadero, el amor de verdad, el de toda la vida, y que dicho amor está basado en una única y exclusiva persona en toda tu vida; y supongo que el resto de amores son simples insectos de apariencia bonita que te pican, aunque no sabemos quién picó a quién, y quién le arrancó la cabeza al otro.

Creo que un gran número de personas va a tener una infinitud de amores verdaderos, sólo por perseguir a una persona que merezca el honor de ese nombre.
De esta manera eliminamos de nuestra vida a individuos 'maravillosos' por la búsqueda de uno 'mejor', desaprovechando el momento.
Y dime, si el amor verdadero no existe, qué hace persiguiendo la sombra de fantasmas, si son invisibles.

Quizás tu amor verdadero será x, estando con y, porque aún no has conocido a z; quizás aquel día cerraste la puerta demasiado rápido, quizás corriste en otra dirección, o simplemente pudiste cegarte ante x.
Y buscarás partes de x en y, y te decepcionarás por no ver que x es una cosa e y es otra, totalmente distinta; y que si buscas en x cosas de y te acabarás decepcionando igualmente; y así entras en una cadena sin fin, ya que un día hablarás con z, y te darás cuenta de que ni x ni y eran lo mejor, y que sus características volverán a ser distintas, y otra vez comparaciones y decepción.

Por eso no creo en el amor verdadero, porque no eliminaría ningún amor, ni siendo la peor cosa de mi vida, aunque en ese caso sería prácticamente imposible, ya que el amor tóxico un día termina, y si no quieres que termine, abre los ojos, pero no aguantes el dolor, y mucho menos cuando te digan que es lo que te mereces.

Es cierto que hay amores que marcan, otros que hacen heridas profundas, otros que curan, y otros que ayudan; pero todos en algún momento se dan la mano.

Quizás soy demasiado joven para opinar sobre este tema, quizás es que aún no conocido al 'amor verdadero'; quizás no existe, pero si algún día aparece, dudaré y me lo volveré a plantear.

domingo, 14 de agosto de 2016

Amarillo.

Juro que hoy será la última vez que te escriba anónimamente, de verdad.
Pienso crear un primer día para dejar de pensar en ti como una pérdida, y que ese primer día sea el antecedente de un segundo, y de un posible tercero.
Antes de guardarte y tirar tu llave al mar me gustaría hacer un breve recordatorio sobre ti, o sobre mí; o sobre lo que pudimos ser y nunca fuimos, ni seremos.

No te prometí quedarme a tu lado un tiempo infinito esperando que el tiempo pasara cuando nos daba vergüenza mirarnos; intenté quitarte la soga al cuello cuando te daba la mano la ansiedad, te dibujé una playa imaginaria en la que solamente estábamos tú y yo, y aquella casa con todos esos detalles; esos cuadros de esos dos pintores que nada tenían que ver en común, aquellas estanterías, y aquellas ventanas con esas vistas inolvidables, porque aunque sólo fuese un sueño, nos daban motivos para vivir.

¿Te echo de menos? Si me lo preguntas tú seguramente no, pero que como me lo pregunte el resto me falta un trozo de vida (conjunto de vida que contenía el mismo número de placeres que de manzanas podridas; pero sabíamos llevarlo).

Sé que eres una de las 23 piezas del puzzle pequeño y a la vez más grande de mi vida, y sé que esto no te lo dije así, porque tú no eras un monstruo, ya que el monstruo vivía en mí, y te tenía un miedo que hacía efecto de polo negativo en las pilas; sólo quería abrazarse y no romperse en ti.
Además de esto, sé que no quiero volver a escribir sobre ti; que nunca has sido musa, porque eras la mejor obra de un artista pichulero de las calles de Madrid, pero necesito dejar de hacerlo, y yo no prometo nunca, pero esta será la excepción que rompa las promesas a uno mismo, y te prometo que nunca más volverán a pitarte los oídos por mí; y si alguna vez lo hacen, no hagas como tu artista favorito.

No es un hasta luego, es un hasta otra noche que ese monstruo no me deje dormir.

domingo, 7 de agosto de 2016

Bohemian Rhapsody.

Y ojalá estar en esta cama contigo, en lugar de pararme a pensar todas las cosas que hice mal y que ojalá hayas olvidado (básicamente porque me dirías que no lo hice mal, y que lo hice lo mejor que pude).
Ojalá poder decirte al oído todas las cosas que me recuerdan a ti, y volver a disfrutarlas (de tu mano) y poner de fondo esa canción que tanto te encantaba y lo poco que me gustaba a mí, y discutirlo.
Y pensar en todas las noches que me hubiese gustado ser tu consuelo y tuviste que conformarte con que sólo te escuchase hasta las tres de la mañana.
Y que habría matado al tiempo, a la distancia y a tu mala suerte con tal de encontrarte dispuesto a dar un paseo de madrugada conmigo, y podríamos haber hablado del clima en ese momento, aunque estuviese lloviendo, y habría cedido mi brazo entero con tal de que tuvieses un punto fijo para fiarte de mí, para que pudieses abrir tus cicatrices y contarme sus historias (aunque ya las conociese).
Y ojala un día alguien te encuentre y se abrace a ti.
Ojalá no pienses nunca en mí.



viernes, 1 de julio de 2016

Butterflies and Hurricanes.

Hay cuerpos ajenos más cómodos que muchas almohadas; y por lo tanto, lugares indispensables para quedarse a vivir.
Hay hombros que olvidan tener huesos para resultar fáciles de apoyar.
Hay dedos que descubren las cosquillas y sonrisas conseguidas a partir de la suavidad de tu pelo.
Hay bolsillos vacíos llenos de sentimientos, carteras con deseos de viajes lejos.
Hay cajas vacías y fotos puestas en un marco de espejo (como señal del reflejo de lo que un día fui).
Hay caricias, destellos en miradas; confianza en tres palabras (me quedo aquí).
Hay amenazas bonitas, que incluso me afectan a mí; imagínate un 'te quiero' sin venir a cuento del te quiero más grande que sólo tú podrías escribir.
Hay tres de la mañana desiertas en el suelo de mi cama, y sin embargo, llenas para mí, (hay pensamientos, personas, y pereza para huir).
Porque una vez que has llegado a este punto, ¡qué fácil quedarse aquí!

Por la monotonía que te altera de manera feliz, por despertar y darte la mano a ti mismo; pero sobre todo, por las pocas ganas de dormir.

En verdad esto no lo he escrito hoy, sino el 2 de junio. Pero justo hace un mes, y todo ha vuelto a caer; quizás al escribir esto me doy cuenta de lo valiente que puedo llegar desnuda de miedos.

sábado, 28 de mayo de 2016

Cuando la gelatina tiene cemento en lugar de colágeno.

Hola, persona que esté leyendo esto; creo que esta semana ha tenido unas de las pocas noches de mi vida en las que pensar me ha venido bien...

He llegado a la conclusión de que querer a alguien es bonito, pero lo es aún más siendo correspondido. Y quizás no lo fue, pero yo lo sentí así.
Quizás al quererte están aceptando muchas cosas de ti, incluso en tu totalidad, y cuando alguien ha llegado a este punto, empiezas a quererte un poco más a ti mismo; en ocasiones puedes llegar simplemente a empezar a hacerlo, y valorar a la persona que da contigo cualquier paso, incluido el de las cinco de la mañana para beber agua; esa persona que vive contigo, que está en ti y que eres tú mismo.

Es posible que no sea una experta en dar lecciones sobre este tema, y digo que es posible porque en verdad no tengo ni idea, pero esta vez me acompaña un buen ejemplo, y creo que es hora de contarlo:
(X, si lees esto, perdóname por escribirlo; sólo tú sabes quién eres). X llegó, se quedó y yo decidí irme por cuenta propia. X estuvo seis semanas a mi lado desde la lejanía, pero estuvo; pero yo descubí que no quería nada, y como buena cobarde dejé en visto a X, cuando menos lo merecía, pero era necesario para mí, de un modo u otro.
Yo este año me empecé a valorar ( Teóricamente somos defectos.), pero algo pasó y volví a dejar de hacerlo, y ahora creo que estoy volviendo a ello; pero eran necesarias unas bases, y se juntaron las que llevaba en la mochila de cosecha propia, las que me dio X sin darse cuenta, y piezas mixtas de personas que formaron otra base grande, con complejo de gelatina, pero base al fin y al cabo.
Sé que X en tan poco tiempo llegó a apreciarme un poco (y si no, ven y dime lo contrario), y eso se nota, pero te paras a valorarlo tres semanas más tarde, pero lo haces, y te das cuenta de que para que una persona te aprecie no has tenido que moverte, ni hacer nada a parte de ser tú mismo; y en ese punto, es en el que despiertas, y te das cuenta de las personas del mundo, y de que lo que importa es la persona y no su etiqueta, y que quizás alguna persona lo vea así y quiera compartirlo contigo, y ahí abres la puerta y sales a la calle con un paraguas por si acaso, pero con fuerza, porque te habrás arriesgado; y como llueva vas a tirar el paraguas a un contenedor cercano, y si sale el sol abrirás el paraguas para intentar ocultarlo, porque las personas somos así, buscamos constantemente la lógica cuando ninguna pieza dentro de nosotros mismos encaja; pero vamos en busca de la felicidad, en busca de las experiencias, buenas o malas, porque si sólo fuesen buenas, vaya aburrimiento, y si sólo fuesen malas, qué amargamiento de vida. Y ahora te toca a ti vivir, a ti, a mí, a nosotros y al universo creado a nuestro alrededor, así vamos a ello, que nunca vamos a estar solos, aunque nos sintamos como tal.

En definitiva; gracias X, gracias bases con complejo de gelatina; gracias por apostar por mí, y por darme una fuerza que sólo es capaz de darme mi madre después de tres intentos; porque ojalá yo supiera hacer eso por ti; y gracias a mí misma, por saber levantarme.
Y en especial, gracias a ti, por estar leyendo esto; siento el testamento.



domingo, 17 de abril de 2016

Playas desiertas sin arena.

Hola. No sé realmente si quiero escribir esto, y voy a hacerlo a la aventura. Normalmente antes de venir a blogger he hecho un 'borrador' en mi cuaderno azul, pero hoy no; quizás tengo a mis ideas en una nube de meteoritos a punto de explotar en forma de lluvia.

No sé cómo me siento, y odio estar confundida. No sé qué ha pasado, por qué hay tanta arena si a mí me gustaba la roca grande. Y no me puedo quejar de la arena, porque, qué sería una playa sin ella.
El caso es que odio esa clase de arena (y sí, con ello me estoy refiriendo a personas); es la típica arena en el cuerpo que se te queda pegada cuando lo estás pasando bien pero que se va al ducharse y entonces no le entiendo el sentido; pero espero que se me sigan pegando esos granos pequeños al cuerpo unas horas más, aunque los deteste.
El caso es que yo quería hablar de la roca grande, y de lo diferente que es con la roca a la que se le quedan las conchas pegadas debajo. Y sí, es cierto que quizás esa sea más bonita y se obtenga más beneficio de ella, pero personalmente a mí no me aporta nada, mientras que la vacía me ofrecía huecos, poros por rellenar con tonterías, momentos y grandes risas.

Independientemente de ello hace tres semanas llegó un granito de arena totalmente distinto al resto; y es que, ni de lejos parecía igual al resto.
Y estuvimos hablando sobre de qué playas veníamos y de si nos gustaban las olas. Y ese fue nuestro archipiélago de sinceridad.
Sinceramente, sé que leerás esto y no pretendo juzgarte; pero tienes pinta de arena con complejo de esponja, y eso me da cierto miedo, porque podría absorber todo el agua del mar y un día soltarla de golpe, y no quiero que eso pase.
Tres semanas en la misma playa dan para muchos atardeceres sin un Retiro de por medio. Pero ojalá algún día estar segura de conocerte.
No sé qué tienes, qué eres, ni el porqué te dije hola aquel día; pero es que no me arrepiento de nada de lo que haya podido decirte. Hay personas que llegan a tu vida el 25 de diciembre y te marcan; y quizás el día 31 ya se han largado y te toca soplarle una vela solitaria al nuevo año y beberte tú sola la típica botella de sidra; pero aunque esto pasase, grano de arena, recuerda que mi cerebro te ha hecho un hueco, y aunque te vayas seguirá siendo tuyo. Porque hablando contigo me siento una igual entre delfines y a la vez entre tiburones, y esa mezcla neutral hace que me sienta bien, porque justo llegaste cuando estaba pasando un tsunami y aun así me explicaste tus terremotos.
Aún no he dicho si yo soy arena o aire; o si soy un cangrejo americano al que le gusta mirar donde vive.

Grano de arena (y si quieres te explico porqué te he llamado así), ¿no sabes que a veces un porque sí es la mejor respuesta porque simplemente tus sentidos no son capaces de llegar a ella? Pues porque sí eso pasa. Gracias, y ojalá no te vayas de esta playa.

domingo, 20 de marzo de 2016

Teóricamente somos defectos.

Buenas noches. Llevo un tiempo pensando un tema y me gustaría compartirlo, así que voy a hacerlo por aquí. Normalmente uso blogger para desahogarme; incluso a veces para hablar de sentimientos que jamás le podría contar a nadie. Por lo tanto, en esta entrada voy a dar mi opinión y por ello va a ser una entrada (o eso pretendo) diferente al resto.
El tema va a ser el físico.

Llevo tiempo leyendo a personas (no es por generalizar, pero aún no he visto a un chico quejarse por este tema, por lo tanto voy a hablar de chicas), dichas personas están imposibilitadas para valorarse por el simple hecho de tener un espejo delante; se quejan de lo gordas que están, (o lo delgadas que están; aunque esto suele pasar poco), de lo 'feas' que son, de lo poco que valen, de lo inútiles que son para la vida, etc...
Intentamos normalizar cuerpos, sin darnos cuenta de que no puede haber una idea neutra para todo el mundo, que sería la idea normal, y en cierto modo la bonita y aceptable para todo el mundo.
Personas que luchan por ser otros, sin darse cuenta de que lo único que deben ser es ellos mismos.
Luchamos por cuerpos y no por tener un cerebro extraordinario o desarrollar mejor una actividad que nos guste.
Hay mucha gente la cual sólo tiene un fin; y es tener un cuerpo que está idealizado dentro de su cabeza, sin pensar los problemas de salud (física como psicológica) que podría conllevar.
Vemos alguien con fama en un ámbito que nos llama la atención y ya basamos nuestra vida en conseguirlo, ¿hola?, ¿qué hay de sorprender a una persona con los ojos tapados?, e incluso ¿qué hay de sorprenderte a ti mismo?
No echéis las culpas a las grandes empresas, diseñadores, e incluso las modelos, de seguir un canon de belleza demasiado x cuando debería ser y; si yo soy 7y me debería dar igual no ser x.
Ya sé que no es fácil seguir las ideas que nos imponen, pero ¿sabéis qué? no es imposible.
Independientemente de esto y a la vez unido va la cara; manera en la que se ve claramente rasgos que has heredado genéticamente. ¿Y si tu padre se avergonzase de sus ojos por tenerlos como tú (aunque de cierto modo te los haya dado él)? Formaríamos una cadena interminable de estupideces sin importancia. Valoramos más el hecho de no tener los ojos azules (por ejemplo), que el hecho de ser ciego; y ahí está el problema, no valoramos lo que tenemos porque no es lo que queremos.

Qué decir de esto. Empecé a dejar de valorarme hace como siete años por los amigos del chico que me gustaba, simplemente por decirme '¿Crees que él va a perder el tiempo con alguien como tú?, ¿te has mirado a un espejo sin romperlo?'. No les hecho la culpa de lo poco que me he valorado durante todo este tiempo a ellos; pero digamos que fueron el hilo, y ser la aguja era mi oficio (siento decirlo así).
Años y años de, 'me gustas', y mi respuesta era: No lo entiendo, deja las drogas, eso es imposible.
Años y años de, 'eres guapa', y mi respuesta era: ¿Acaso estás ciego?.
Años y años de, 'tu cuerpo está bien', y mi respuesta era: Comparado con una persona con obesidad mórbida mi cuerpo es casi normal.
Años y años de, 'eres preciosa', y mi respuesta era: Fijo que en Mordor soy de las guapillas.
Me he odiado por la simple idea de que yo no podía ser guapa, ni interesante, ni la nada; simplemente tenía que ser la gorda, la fea pero risueña, la silenciosa...
He intentado adelgazar, muchas veces, y de formas muy estrictas; incluso dejando de comer (nunca he llegado a más, pero sí lo he intentado alguna vez). Llegué a un punto, después de ese método 'adelgazante' en el que estaba comiendo, y mi mente sólo pensaba en irse a hacer deporte para desgastar lo que había comido; he llegado a pensar que el agua engordaba, y que el aire me llenaba el estómago. Y ese día desperté de la mierda que me estaba creando yo sola en mi cabeza; no me centraba para estudiar, no era consciente de que estaba en el punto más fuerte de primero de bachillerato; sólo quería adelgazar. Pero en ese momento valoré todo, y me fijé en que ni siquiera así estaba adelgazando, y me costó un tiempo volverme a sentir bien, pero lo logré; y por mí sola. Sólo he ido una vez al psicólogo y no fue exactamente por este tema; pero si me paro a pensar el origen del problema era que no comía, y se me empezó a ir la cabeza y me daba por pensar en enfermedades muy extrañas.

Pues bien, ahora no digo que si me dicen algo bueno me lo vaya a creer al momento, pero quizás a los tres minutos sí. ¿Sabéis qué? No soy algo tan malo como me pinto a mí misma; ni tan fea, ni tan gorda, ni tan imbécil, ni la tonta. Ahora tendré todo lo malo que la gente quiera ver y lo que les demuestre; pero me quiero. ¿Cuántas oportunidades habré perdido por verme (o sentirme) inferior al resto?
Me ha costado mucho tiempo aceptar mis defectos, pero poco a poco lo voy haciendo, y lo que antes era un desierto, ahora son tres simples granos de arena, y sigo sola trabajando en ello. Pero trabajando, como Picasso. Ahora sé lo que es sentirse bien, y disfrutar de ello. Reconozco que ahora soy más feliz y que las cosas malas me afectan mucho menos.
Ahora dime, ¿qué crees que son el resto? Defectos, mezclas de cosas buenas y malas; pero para nada son perfectos.

Gracias a la gente que ha tenido que aguantar mis contestaciones, a la gente que han venido un momento y han marcado el comienzo de una buena visita al espejo, a la gente que siempre ha aguantado mis defectos; y gracias al que esté leyendo esto (y si comenta su opinión se lo agradecería aún mucho más)
(Lo siento si no me he explicado bien, pero me ha sentado bien sacarlo fuera, aunque sea así, jajajaja)

jueves, 17 de marzo de 2016

En verdad yo quería hablar del lobo...

Ojalá vinieses con instrucciones, porque te juro que las seguiría al pie de la letra; con respuestas a preguntas tipo: por qué te enamoras de mí.
Que hubiese pasos de cebra en tu mirada, semáforos en tus actos y emociones en sus sentidos.
Y ojalá un libro personal sobre ti; para aprender a conocerte y a cómo volar contigo.

Y esto va para ti; por ser el ser más maravilloso que la tierra ha podido darme en el camino. Porque me diste luz en la oscuridad, manos en el miedo y abrazos sin motivo. Porque me demostraste que no estaba sola en esto, sino que te tenía conmigo.
A ti, chica anónima, por dejarme ver tu mundo a escondidas (y encima de todo eso era yo la que te tapaba los ojos para enseñarte el mundo que me había perdido durante todo ese tiempo; tu propio mundo, cielo).
Porque gracias a ti he aprendido a que las sonrisas tienen colores y los momentos eligen los colores de ese arcoiris que quieren formar.

Me quedaría toda la noche escribiéndote indirectamente, luna mía, y nunca me escucharías porque te interesan más los lobos que mi compañía; el abrazo de las nubes y el camaleón cambiante de color con complejo de cielo.

Te quiero; lo juro. Ojalá algún día puedas escucharme, siempre y siempre luna, pero mía.

sábado, 12 de marzo de 2016

15%

Hola; la verdad es que llevaba un tiempo (tampoco es tanto) sin pasarme por aquí entre exámenes, falta de ganas, ánimo con complejo de montaña rusa y pereza por encender el ordenador...

En este corto periodo de tiempo ha sido todo tan extraño... Iré por partes.
Respecto a mi ánimo me he sentido genial y horrible. Respecto a mi físico me he sentido preciosa y un orco con complejo de hipopótamo. Respecto a mí misma, estoy sintiendo cosas, y he dejado de sentir otras que no quería eliminar de mí hasta dentro de unos meses (pero los procesos a veces se aceleran).
Normalmente, cuando me paso por aquí intento expresarme con metáforas o con palabras bonitas con interior oscuro; pero hoy no, hoy será diferente.

Me he querido. Y reconozco que esto llevaba sin pasar años; pero he vuelto a caer en el odio, en mirarme en el espejo, en los defectos, en el qué dirán y en el yo tampoco me elegiría.
Han venido personas momentáneas que me han hecho abrir los ojos, y a medida que avanzaba la conversación, me los iban cerrando. Con lo cual me quedaba de manera neutra.

Tengo ganas de querer, amar; perder la noción del tiempo mientras miras a una persona. Pero mi corazón por lo que se ve se encapricha de x y mi mente va tras y; y así es difícil coger carrerilla para correr detrás de algo, y eso me lleva a apotronarme.


viernes, 19 de febrero de 2016

Noches de domingo con lluvia de fondo.

Domingo. O más bien lunes.

No tengo sueño, ni ganas de acostarme. Pero sí ganas de vivir, de darme el capricho de ser feliz, de mirar a las estrellas de igual a igual y parar al tiempo para decirle 'qué, ¿vas a retarme?'.

Hoy escribo exteriormente feliz e interiormente a medias.

Quiero cumplir mis metas, mirar de frente al miedo, vivir por mis ilusiones y ver a mis sueños de un color bonito. El problema es que no tengo fuerzas para abrir la puerta; ¿tú sabes lo que cuesta abrir un candado sin llave?

Quiero que llegue ese día y decirme a mí misma, 'enhorabuena, lo has conseguido'; sueño con ese día.

Pocos saben que mis ilusiones se basan en paisajes y las personas serían simplemente los manguitos en la playa; pero por suerte sé nadar.

Que mi tiempo se resume en pensar en ojalas, y así me va... Nada pasa.
Debería dejar de pedir deseos, salir a la calle, contar hasta tres, e ir a buscarme a mí misma para decirme 'tranquila, vas a poder; simplemente prepara una maleta grande, fuerzas, ganas y mandarinas. También coge pañuelos, libros, gelocatiles y un paraguas. Y abre esa puerta que tanto te atormenta. (Si llevas una horquilla, puede resultar menos difícil la tarea con el candado)'.

Me ha animado tanto escribir esto, que se ha comido a mi sueño para darme la oportunidad de seguir apuntando.
Lástima que el despertador suene en cinco horas y mi gata me mire con ganas de que apague la luz.

(Escrito 5 noches después). Gracias por leerlo.

viernes, 29 de enero de 2016

Rubén Darío.

Y vuelves; y yo tan sola como siempre en esta cárcel sin salida.
Sin notar mi existencia; como se siente un pájaro la última vez que mueve las alas en un mundo vacío.
La roca que poco a poco se desgasta, de la erosión que por la lluvia ha sufrido; y sí, es una metáfora, de llanto frío en día helado con nieve en los bolsillos.

Recuerdo que ahora mismo no recuerdas lo mucho que recordaste haberme querido.
Que la ilusión poco a poco se apaga y el árbol se ha podrido. Y ojalá y volviera a ser regado.

Siento... vacío, y no en el ombligo. De hecho no sé qué tienen que ver los pulmones; pero te echan tanto de menos, que a veces caen el el olvido y hacen amagos de sustos que me dan un castigo intermitente en forma de aire perdido.

Necesito volver a sentir la emoción de abrir un nuevo libro con complejo de persona a rastras por el suelo y avión directo al sitio donde nos conocimos; mítico lugar en paraíso perdido.

Acaban de morir tres flores, y una de ellas no era precisamente un lirio... Melancolía, monotonía y fuerzas en el camino. Pero esto no son núcleos de sujetos, ni adornos de árboles bonitos.

Me miras a los ojos, y ya sabes... No he vuelto a abrirlos.


El título de esta entrada tiene su origen en pensar en recuerdos mientras estás estudiando literatura. Espero que se entienda. Gracias por leerme.

viernes, 15 de enero de 2016

05:56

Estoy harta de la negatividad; y me cansa la monotonía.
El ser por ser y el hacer por hacer no es lo lógico. Ni siquiera el querer por querer.

No me gusta tener planificado mi tiempo,  ya que estoy segura de que el tiempo se ocupará de planificarme a mí.
Y la compañía del tiempo no es buena, ya que tiende a acelerarse.
Y la vida sin relojes sería mejor, un simple complemento que podría llegar a marcar tu estética, sólo eso.
Los números son necesarios, pero no aquí.

Definir que mi felicidad duró tres horas es triste. Si no tuviésemos cadenas, mi felicidad tendría espacio y no tiempo. Y recuerdos.

Somos recuerdos.  Conjuntos de ellos. De esos que llaman a la puerta cuando estás en tu cama comiendo palomitas; y te invitan a pensar.
Y pensar significa pensar, y eso significa poner en marcha el cerebro de manera distinta a la habitual y amenazar al corazón.
Y las amenazas a tu fuente de vida no son buenas.

Y si mi tiempo es oro, que no sea porque el reloj esté bañado. Y que si tú eres plata no sea por tu precio en el mercado. Y que si ganar carreras pero no ser el primero significa medalla de bronce, que sea medalla.
Pero que nunca sea tiempo.

sábado, 9 de enero de 2016

Septiembre.

Gracias; por hacerme creer que existía cuando sólo era la botella de agua cuando tenías sed.

La persona que va y viene, el billete de ida, el de vuelta tú lo regalas; sin darlo en mano, lo dejas en el suelo y el aire se encarga de llevarlo.

Buscas el tren de la felicidad, sin darte cuenta de que no estás en la estación correcta, pero te sienta bien buscar algo distinto.
Con lo que me costó encontrar la buena estación... Y la destruyeron al caer los muros.

Que vuelvas a recogerme, y no esperes a nadie más; estoy dentro, quizás no soy suficiente, pero, ¿sabes? puedes probarme.

Qué decirte si sé que harás la noche en la estación; con las luces apagadas, y con un frío que mata esquimales. Quizás si llego  con una manta, notarás mi presencia y me abrazas. Quizás me quitas la manta y me empujas a las vías.

Y yo mientras, aquí, llorando del empujón, viendo de lejos el tren, mientras tú gozas del calor de la manta... Manta que tiene origen en mí.

Despierta y olvida que he estado cerca, no soy quien quiero, ni quien tú esperas; mejor me voy y desaparezco. Jamás recuerdes mi mirada, y mucho menos mis manos y las marcas. Despierta y sé feliz, pero que por lo menos hayas dormido a gusto.



Siento escribir esto.